Geología de Tobarra

El territorio de Tobarra ha estado varias veces bajo el nivel del mar. Esto ha provocado interesantes consecuencas en la geología de Tobarra y sus suelos. La mayor parte de los montes (Apedreado, sierra de Abenuj, monte Calvario, cerro del Rejol, de la Encarnación, Sierra de la Estación, cerro de la raja…) son dolomías y calizas dolimíticas del jurásico medio e inferior, es decir, se formaron en un lecho marino, no demasiado profundo, entre hace 200 y 160 millones de años. Posteriormente se elevaron por efecto del choque entre la placa de Alborán y la meseta sur.

La historia geológica de la zona es extremadamente interesante, con incesantes avances y retrocesos de la zona marina, que han determinado una especial composición de los suelos y le da esa forma tan característicamente redondeada a los cerros y colinas de la zona.

Los orígenes de nuestro planeta.

La historia geológica de nuestro planeta comienza con su formación, a partir de la acumulación de materiales, hace unos 4.600 millones de años. El siguiente hito geológico tuvo lugar con la formación de nuestro satélite, La Luna, muy probablemente a raíz del impacto de La Tierra con un planeta del tamaño de Marte con el que compartía órbita. Este impacto sucedió hace unos 4.500 millones de años.

No está claro en absoluto cómo llegó el agua a la Tierra, en todo caso, alrededor de hace 3.800 – 3.600 millones de años ya había agua y debió nacer el primer supercontinente, que reuniría la mayor parte de las tierras emergidas.

Estos supercontinentes se fragmentarían y se volverían a unir en sucesivas ocasiones, hasta que hace unos 300 millones de años, los movimientos de las placas tectónicas formaran al último de los ellos: Pangea. En aquél momento muy probablemente la mayor parte del territorio que hoy ocupa la península ibérica era una isla cercana a lo que hoy es la costa este de Canadá.

En aquella época el territorio de Tobarra era una zona relativamente cercana a la costa. A orillas del macizo ibérico, que mayoritariamente era desértico. Nuestros suelos estaban formados fundamentalmente por depósitos que provenían de ese mazico por las lluvias torrenciales que ocasionalmente se recogían.

Las tierras más antiguas de Tobarra.

Hace unos 240 millones de años (Triásico Medio), las fuerzas que habían formado Pangea se van reduciendo. Esto provoca que la plataforma continental comience a romperse, y que los territorios que están en las orillas de la plataforma (la zona de Tobarra) se hundan al perder el apoyo que tenían.

El mar va invadiendo nuestro territorio que pasa de estar en las orillas de una zona seca a formar parte de un lecho marino poco profundo con mucha sedimentación procedente del continente y de las plantas y organismos con caparazón y concha que poblaban el mar.

Durante todo este período, nos encontrábamos en el ecuador de la tierra, por lo que el clima era cálido y el mar era pobre en oxígeno y nutrientes.

De esa época hay un único registro en todo el término municipal, entre Santiago y Mora, un pequeño promontorio que podría ser resultado de la dolomitización de calizas en lecho marino:

Pequeño monte entre Santiago y Mora

Pequeño promontirio del triásico medio (hace 240 millones de años), rodeado de tierras arcillosas del triásico inferior (h. 200 m.a.)

Este pequeño promontorio (círculo amarillo en el mapa) es seguramente el lugar visible más antiguo de toda la comarca de Tobarra.

Hace unos 200 millones de años el mar comienza a retirarse de nuevo, quedando en su lugar enormes lagos y lagunas de aguas salobres con una altísima evaporación, que se veían invadidas por el mar a intervalos. Esta situación duró unos 30 millones de años y dejó varias huellas en el municipio.

Es responsable de las tierras rojas y arcillosas que se formaron en el lecho marino y podemos ver alrededor de este mismo promontorio (véase el color rojizo de las tierras que hay en el interior del círculo rojo de la imagen)

El color rojizo que rodea las tierras de la nogueruela son arcillas y yesos formados en el lecho del mar hace 200 millones de años.

También se formaron en esta misma época las tierras arcillosas que rodean a la Nogueruela y en las que la composición de los suelos y la climatología permite la cristalización de esos yesos que tienen unos 200 millones de años, y formar rosas del desierto.

Esto hizo muy difíciles las condiciones para la vida, de manera que apenas hay registro fósil de la época. Los yacimientos de arcilla roja que se pueden ver en La Nogueruela son testigos de aquella época remota, también lo son las tierras que rodean a Santiago y Mora.

La formación de nuestros montes.

Con la llegada del Jurásico, un nuevo movimiento de fragmentación afecta a Pangea y se produce un hundimiento del suelo de la zona que vuelve a verse invadido por un mar poco profundo. Lentamente nos desplazamos hacia el norte, y además la fractura de Pangea permite la entrada de nuevas corrientes de aire que hacen el clima más lluvioso. Esta vez el mar es un poco menos cálido y más rico en nutrientes, en esta época sí hay un abundante registro fósil.

Durante el Jurásico medio una serie de fuertes movimientos tectónicos elevan en parte la plataforma marina. En aquella época la tierra emergida comienza un poco al norte de Albacete. Poco a poco el lecho marino va emergiendo.

Previamente, en el lecho del mar y por un proceso denominado «dolomitización»: las antiguas calizas formadas en épocas anteriores por la sedimentación de tierras superiores y por la acumulación masiva de conchas de animales marinos, van absorbiendo el magnesio del mar, que sustituye en parte al carbonato cálcico y se van convirtiendo en dolomías, mucho más duras. Estas dolomías son las rocas que forman casi todos nuestros montes.

De esa época son la mayoría de los montes de Tobarra, (Sierra de Abenuj, Apedreado, la Raja, la Muela, el Madroño… y el propio lecho rocoso en el que se asienta Tobarra. La elevación posterior y la erosión hicieron visible esas capas de suelo marino que en su momento debieron tener decenas de metros de limos y suelos oceánicos por encima.

Mar y tierra.

Hace unos 160 millones de años, el norte del municipio (zona entre Navajuelos y el Madroño) era una gran laguna de agua salada que probablemente recibía tierras procedentes de ríos y barrancos de la zona continental situada justo al norte.

A comienzos del Cretácico (hace 145 millones de años), el suelo de Tobarra es una zona de costa, en parte por la propia elevación del lecho marino, en parte por el mismo proceso de sedimentación que acabará por formar la meseta sur y la Mancha. Eso se acentúa con el paso del tiempo.

A finales del Cretácico inferior (72 millones de años), todo nuestro suelo se ha elevado, el mar se ha retirado y comienza cerca de lo que hoy es límite sur de la provincia de Albacete. Ya han emergido las planicies de Jumilla y Yecla.

Poco después de finalizar el Cretácico, comienza una nueva etapa tectónica que iba a dar a la península su aspecto actual. Habría un progresivo desplazamiento hacia el norte (que acabaría formando los Pirineos) y un desplazamiento de la placa Africana y la placa de Alborán, (que formarían las coordilleras béticas y Sierra Nevada)

Hace unos 25 millones de años, con el comienzo del Mioceno, se produce un nuevo «acelerón» en el movimiento tectónico, al sur, las tierras del sur de Murcia, que estaban separadas de las del norte varios cientos de kilómetros, entran en contacto, y se forma en todo el sur peninsular un archipiélago por el que el Mar Mediterráneo tiene su entrada hacia el Atlántico.

Dos son las entradas que tenía el mediterráneo por el oeste, la que estaba situada al norte, se encontraba al sur del municipio de Tobarra, es una época de grandes avances y retrocesos de la línea de costa.

El mar invade el municipio y se retira una y otra vez.

Tierra emergida

A finales del Mioceno (hace 7 millones de años) el mar se retira por última vez, Tobarra ya estaba emergida.

Poco después, al continuar el proceso de elevación, los dos pasos del Mar Mediterráneo (el del norte por la región de Murcia y del el sur en Marruecos) se cierran y el mar mediterráneo se seca.

En esa época se produce una invasión de fauna africana (antílopes, camellos, caballos, elefantes enanos… y sus depredadores como los tigres de dientes de sable).

La desecación del Mediterráneo se produjo con sorprendente rapidez (formando en algunos casos cañones que hoy se pueden ver en Murcia, y que se profundizan enormemente y dejaron su huella en el actual lecho marino del mar), y formando también grandes depósitos de yeso ahí donde se depositó la sal por la evaporación del mar. Pero con la misma rapidez unos miles de años después se abrió el actual estrecho de Gibraltar formando una gigantesca catarata que rellenaría el mar en unas pocas décadas.

La llegada del Ser Humano

El Hombre llegó en un momento especialmente difícil con grandísimos cambios climáticos. En los últimos dos millones de años, las glaciaciones se suceden con gran rapidez, la última hace 10.000 años.

Sucesivos descubrimientos científicos han ido apuntando a que el cambio entre períodos fríos y cálidos (que se presumía muy lento) fue en realidad extraordinariamente rápido.

El hombre de la zona hubo de adaptarse con rapidez y el rapidísimo final de la última glaciación (con un incremento aproximado de temperatura de un grado cada diez años) terminó con la gran fauna de mamíferos, incapaces de adaptarse a los fuertes cambios.

En épocas lluviosas en Tobarra había un importante sistema lacustre (lagunas, charcos, arrollos), con presencia relevante en Polope (la fuente) y en la laguna de Alboraj, pero debió haber sin duda en más sitios, seguramente en los saladares de Cordovilla, que son una reminiscencia de las antiguas zonas lacustres salobres cercanas a la costa, que el mar invadía a intervalos y que durante tantos millones de años fue el paisaje principal de Tobarra.

El Arenal. Entresierras. Tobarra

Zona de pinar en el Arenal de las Entresierras. Formado probablemente por acumulación de arena de la sierra de Abenuj, arrastrada por el viento en los últimos 5.000 años.

De esta última época geológica (holoceno) proceden los suelos sobre los que se asienta nuestra huerta, a partir de los materiales erosionados de los montes y también curiosas formaciones como las zonas de dunas de finísima arena en el Arenal de las Entresierras y en el Apedreado, entre otros muchos sitios.

Terremotos

En algún momento a finales de la época romana la tierra tembló en la Laguna de Alboraj.

Fue un terremoto considerable, aunque transcurridos tantos años es difícil saber exactamente la magnitud que pudo alcanzar, en los alrededores de la laguna se pueden observar las cabalgaduras que se produjeron sobre el terreno y que resultaron catastróficas para la vecina ciudad de Illunum (Minateda).

La actividad sísmica de Tobarra está asociada a la denominada «Falla de Pozohondo» que recorre varias decenas de kilómetros y puede ser consecuencia de las presiones remanentes del choque entre la placa de Alborán que colisionó con el sur de la meseta hace millones de años produciendo los sistemas penibéticos y el macizo de Sierra Nevada.

Si nos fijamos en los mapas de la zona veremos que la mayoría de los sistemas montañosos del municipio se extienden en una diagonal entre el noreste y el suroeste. Todos ellos son resultado de ese choque, que sin duda debió provocar enormes terremotos en tiempos prehistóricos. De época histórica, el más grande es el que referimos en la Laguna de Alboraj.

¿Y en la actualidad? ¿Qué riesgo hay de que ocurra un gran terremoto hoy?

Laguna de Alboraj. Tobarra

Laguna de Alboraj. Tobarra

Es muy difícil predecir terremotos, de hecho, poner una fecha concreta es imposible del todo. Desconocemos buena parte de lo que ocurre en nuestro subsuelo y en buena medida los terremotos son resultado de fuerzas y saltos de falla que se producen a decenas de kilómetros de profundidad. No sabemos cuánta presión se está acumulando, durante cuánto tiempo, ni sabemos cuál es la resistencia de los materiales a esa presión. Existe, sin embargo, una curiosa relación geométrica entre la magnitud de los terremotos y el número de terremotos registrados; por cada terremoto de una magnitud determinada, habrá diez de magnitud inmediatamente inferior, y por cada diez terremotos de una magnitud determinada habrá uno de una magnitud superior, pero no sabemos cuándo.

Dado que el terremoto de la Laguna de Alboraj fue de magnitud 6 (muy aproximadamente), deberían producirse aproximadamente diez terremotos de magnitud 5 antes de que que se produzca otro de magnitud 6. El problema es que los terremotos de magnitud 5, si se producen a cierta profundidad, no dejarán registro histórico, en todo caso, de repetirse un terremoto de la misma magnitud que el de la Laguna y a la misma cercanía de la superficie, sus resultados serían terribles para Tobarra. (El terremoto de Lorca tuvo magnitud 5.1, un terremoto de magnitud 6 libera fuerzas muchas veces superiores).