Seguro que os habéis preguntado muchas veces qué aspecto tenía Tobarra en la cartografía militar de la extinta Unión Soviética.
Aquí tenéis la respuesta.
La Guerra Fría
Corrían los años de guerra fría, y España, por aquello de «OTAN-de-entrada-No-pero-ya-que-estoy-me-quedo», era un país enemigo para la Unión Soviética.
Así que en previsión de que tuvieran que invadirnos, y para saber por qué carretera tenían que meter los tanques T-72 para ir a Aljubé, los soviéticos hicieron un detallado mapa de España que incluía a Tobarra.
Después, el país se disolvió (nos referimos a la Unión Soviética, lógicamente. España no se ha disuelto).
La mayoría de los ejércitos modernos cartografiaron la totalidad de la superficie de sus respectivos países.
Algunos de los más importantes, además, tenían también una buena colección de mapas y planos de países vecinos o rivales.
En algunos casos, estos mapas los realizaban los geógrafos de los países en cuestión, en colaboración con su ejército, en otros casos, los mapas se obtenían mediante el robo o el espionaje.
El uso de los aviones espía y de los satélites, revolucionó la forma en que se obtenían estos mapas, así fue posible que la Unión Soviética obtuviera un mapa de todo el mundo con un buen nivel de detalle.
El alfabeto cirílico
En este mapa ampliado se puede ver a Tobarra en el centro. Se pronuncia igual, pero está escrito en caracteres cirílicos.
El cirílico era un alfabeto un poco loco que un monje se inventó para que los países eslavos pudieran escribir, y en el que la «P» es una «erre», la «C» es una «ese» y la «Π» es una «ele»
Hay cosas que se entienden más o menos como «Anedpeado» (Apedreado) o «Tedepa» (Tedera) y otras… no tanto.
A la derecha están Fuente Álamo, debajo Ontur, «Ontyr» y debajo Albatana.
A la izquierda «Poçoondo», «Abkadoço» y debajo Lietor.
Y ahora una mirada un poco más cercana (pincha en la imagen para ampliar):
Desconocemos la utilidad real que hubieran podido tener, porque, francamente, si los tanques soviéticos hubieran llegado a España, poca guerra quedaba ya por hacer…
El caso es que finalmente no fue necesario usar los mapas.
Así que, al menos de momento nos hemos librado de tener que sacar los tambores para repeler la invasión como en su momento hicimos con los musulmanes según la leyenda.
De aquella época nos quedan estos mapas.
Gracias a ellos podemos entretenernos descubriendo cómo se escriben en Cirílico «Santiago de Mora», el Siscal o la «Sierra de los Navajuelos»
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